miércoles, 3 de agosto de 2011

¿He vivido en vano?




En la Mesa redonda sobre Todas las sangres (23 de junio de 1965), se abordó principalmente desde un punto de vista sociológico esta novela. Ahí, tres estudiosos cuestionan el carácter social de esta: 1) Según Aníbal Quijano “el autor no logró una solución coherente del problema campesino”; Henry Favre a su turno plantea que “se confunden planos históricos”; Bravo Bresani señala que “no corresponde estrictamente a la realidad”.

Tres estocadas a la sensibilidad social de JMA, un escritor que considera la literatura como un arma para hacer denuncia social y que la ficción aporta en la transformación de la sociedad. Entonces su tarea de escritor ya no tiene sentido, por eso esa misma noche, Arguedas escribe en su diario: “Creo que hoy mi vida ha dejado por entero de tener razón de ser… Casi demostrado por dos sabios sociólogos y un economista… de que mi libro Todas las sangres es negativo para el país, no tengo nada que hacer ya en este mundo”. Palabras de un hombre que ha escrito sobre el Perú, pero incomprendido por otros hombres que también reflexionan sobre lo mismo pero desde otra perspectiva, desde las ciencias sociales.

Años después, antes de suicidarse, escribirá “he comprobado que ya no tengo energía e iluminación para seguir trabajando, es decir, para justificar la vida”.

Sin embargo, JMA se equivocó en su apreciación sobre la vida porque después de cuatro décadas de su muerte se sigue escribiendo sobre su obra, se reedita sus textos, se hacen conferencias, charlas, etc. Y dentro de estas publicaciones tenemos el libro “¿He vivido en vano?” La mesa redonda sobre Todas las sangres, de Guillermo Rochabrún. Aquí se recoge la discusión hecha en torno a dicha novela y algunos artículos escritos por los participantes a raíz de tal encuentro.