miércoles, 29 de agosto de 2012

Del porqué a la derecha y sus secuaces no les gusta eso de lesa humanidad


Los crímenes de Barrios Altos no fue una simple casualidad, ni una cuestión aislada, tampoco un exceso.

No una simple casualidad. Fue producto de un trabajo planificado que respondía a intereses de la dictadura Fujimori- Montesinos, a través de su brazo armado, el grupo Colina, que a su vez era parte de la estructura de las FFAA: con rango militar, presupuesto, organigrama. Y respondían directamente a palacio de Gobierno. Lo que ese grupo hacía era parte de la forma de gobierno de los años 90. Eso es una verdad que no necesita, a estas alturas, del polígrafo.

No una cuestión aislada. Ese hecho fue uno más del accionar de la dictadura. En la lista figuran el caso Cantuta, el Santa, el periodista Yauri, el sindicalista Huilca. Su objetivo era simplemente asesinar a quienes “estorbaran” que dos delincuentes se posicionaran en Palacio. Porque a estas alturas de la historia no tiene ningún asidero eso de que las víctimas eras senderistas, como decían los delincuentes fujimoristas y sus socios de la derecha: hasta ahora algunos de ellos siguen con ese discurso.

Tampoco un exceso. Se “entiende” un exceso cuando dos bandos entran en combate. Balas por aquí, balas por allá. Alguien disparando a ciegas mientras las balas le rozan el cuerpo. En esa situación se podría hablar de exceso. El caso Cantuta no fue un exceso, fue una venganza personal del dictador, porque los estudiantes de esa universidad le habían corrido a pedradas de ahí cuando fue de visita. Y Pedro Huilca era un peligro porque la CGTP tenía planes de enfrentarse al dictador. A eso habría que agregar que a todo lo que se pintaba de rojo, incluso los caviares (que no son ningún peligro para la derecha, en realidad) estaban en la lista negra. Todo aquel que no comulgara con la dictadura: así de simple.

Ahora bien. ¿Por qué a la derecha no le gusta ese concepto de lesa humanidad? A pesar de que a todas luces lo es. Pues, si se persiste en eso de lesa humanidad con los diversos casos que se dieron en la dictadura, entonces ¿cómo queda el caso Putis, Cayara, Acomarca? ¿Acaso no son situaciones parecidas? Ahí hubo una política de las FFAA de arrasar el campo, de exterminio de comunidades andinas. Sí, exterminio. No puede ser de otra manera cuando se entra a un poblado a asesinar a más de un centenar de personas. Y esa política de exterminio fue diseñada en ese lugar llamado Pentágono, y enseñaba en la Escuela de las Américas, conocida como la escuela de asesinos. No en vano el Estado peruano enviaba a ese “centro de estudios” a muchos de sus soldados: Montesinos, De Bari Hermosa, Telmo Hurtado. Esa receta militar viene de ahí.

O sea, siguiendo la línea de culpables con ese rótulo de lesa humanidad, dado las circunstancias, le tocaría responder a ese señor, al que todo el mundo sospecha como corrupto, Alan García, porque en su gobierno también se arrasó comunidades, bajo su consentimiento, ¿no? Lo mismo con el muertito de Belaunde, quien muy fresco, se fue sin responder, por ejemplo, por Putis y Uchuraccay.

Entonces ahí es cuando encaja el señor Stein (FujiStein, le llaman ahora), el defensor de la derecha que arrasa el campo. Les quita eso de lesa humanidad, y se adelanta a los hechos: que los responsables de tales asesinatos (exterminio) no sean juzgados.  

jueves, 23 de agosto de 2012

Entrevista a Mark Cox



 Verdades y mentiras sobre Hildebrando Pérez Huarancca

Mark Cox
La violencia política ha dejado profundas huellas en los peruanos. ¿Cuál es tu testimonio con respecto a ello?
No puedo comparar mis experiencias con las de muchos peruanos, pero la violencia política ha afectado mi vida personal.  En 1990 buscaba un hostal en el centro, pero escuché disparos y decidí quedarme en Miraflores, donde conocí a mi esposa.  En 1992 nos casamos el día después del atentado en la calle Tarata y el día antes de la masacre de la Cantuta.


¿Cómo un extranjero norteamericano decide estudiar la literatura de la violencia política?
Estaba haciendo una investigación para mi tesis doctoral sobre los escritores neoindigenistas y me di cuenta que muchos escritores jóvenes escribían sobre la violencia política.  Comencé a recolectar un corpus que ahora supera los 300 cuentos y 70 novelas publicados por más de 170 escritores, y pensaba (y pienso) que es un tema muy importante en la literatura peruana contemporánea.


Has publicado varios textos sobre literatura y violencia política. ¿Cuál ha sido la reacción de los lectores en el Perú?
Varía mucho.  Se me ha criticado por enfocarme sólo en escritores provincianos.  Por otro lado, muchas personas me han dicho que mis obras son un aporte importante para la literatura peruana.  Eso me anima a seguir publicando.


La última entrega es Verdad y memoria: controversia en la imagen de Hildebrando Pérez Huarancca. ¿Desde cuándo tu interés por Hildebrando Pérez Huarancca?
Leí los cuentos de Hildebrando Pérez Huarancca, Los ilegítimos, cuando hacía la investigación para mi tesis doctoral a comienzos de los años noventa.  Me parecían excelentes e importantes.  Por eso decidí incluirlos en mi tesis.  Luego me enteré que se involucró con la subversión.  Me intrigaba el caso porque sus amigos y familiares insistían que era inocente y la Comisión de la Verdad y otras instituciones igualmente insistían que era el encargado de la masacre de Lucanamarca.

Tocas un tema candente: el caso Lucanamarca. Hasta ahora se ha dicho que Hildebrando Pérez Huarancca fue quien comandó a los senderistas en ese hecho. Sin embargo, has encontrado errores y contradicciones en los discursos que lo sustentan. ¿Cómo descubres tal situación?
Encontré mucha información acerca de Lucanamarca en la Defensoría del Pueblo.  En la página 38 del tomo VII de la Comisión de la Verdad hay dos párrafos donde sostienen que varios “testigos” y “fuentes” ubican a Hildebrando Pérez Huarancca en Lucanamarca el día de la masacre y que era el líder.  Al mirar las notas a pie de las entrevistas, uno se da cuenta que no hay testigos o fuentes, sino dos entrevistas con un solo hombre, quien sostuvo que no estaba en Lucanamarca el día de la masacre.  En la entrevista le preguntan qué fue lo que escuchó, y lo que él cuenta es información de segunda o tercera mano pero aparece en el informe final del tomo VII de la CVR como si fuera el testimonio de un testigo directo.

El mismo hombre fue testigo en un juicio contra un maestro de Lucanamarca acusado de pertenecer a Sendero Luminoso y de haber participado en la masacre.  En el juicio las cortes encontraron al maestro no culpable por falta de evidencia.

El caso de la CVR se basa en la acusación de un hombre que no estuvo en Lucanamarca el día de la masacre y cuyo testimonio contra el ya mencionado maestro no bastó para encontrarlo culpable.  Además, preocupa que el Megaproceso incluyera el caso de Lucanamarca y nadie investigó el caso de Hildebrando Pérez Huarancca

Dices también que Hildebrando Pérez Huarancca tiene una influencia fundamental en la narrativa andina. Y él ha publicado solo un libro de cuentos, Los ilegítimos. ¿Qué es lo que hace que este libro sea fundamental en la narrativa peruana?
Es un libro de transición entre el neoindigenismo y la narrativa andina.  Emplea un estilo similar a los cuentos del mexicano Juan Rulfo, los cuentos son poéticos y contienen humor.  Tomás Escajadillo dice que los cuentos son “Vargas Vicuña + protesta social”, o sea, un alto tratamiento del lenguaje combinado con la crítica social.  Los cuentos de Pérez Huarancca aparecen en nueve antologías y es objeto de estudio en el Perú, Estados Unidos y Europa.

Se dice que Hildebrando Pérez Huarancca tiene una novela inconclusa. ¿Qué nos puedes decir al respecto?
He escuchado algo de eso y hasta he hablado con personas que la han leído, pero no tengo acceso a ella.

El cuento Vísperas, de Luis Nieto Degregori, y la novela Retablo, de Julián Pérez, tienen personajes inspirados en Hildebrando Pérez Huarancca. ¿Cómo un hombre de carne y hueso se convierte en personaje de ficción?
Sólo para mencionar un ejemplo, Manuel Scorza basó unos personajes en personas de carne y hueso.  En el caso de Hildebrando Pérez Huarancca hay tantos rumores y tan poca información acerca de su vida que es fácil crear un personaje de ficción muy interesante.

Contabas que el título de tu libro pudo ser otro.
Más bien, fue un chiste con un amigo.  En la Feria del Libro vimos un libro con el título, “Historia de una mentira”, que muy bien lo hubiera utilizado como título. 

Finalmente, ¿qué otros proyectos tienes como investigador?
Voy a seguir investigando la literatura acerca de la guerra interna.  Un proyecto es la narrativa sobre militares y escrita también por ellos.  Otro es una antología de cuentos sobre el tema de la guerra interna.

Publicado en:
http://www.diariolaprimeraperu.com/online/cultura/verdades-y-mentiras-sobre-hildebrando-perez-huarancca_118149.html

lunes, 6 de agosto de 2012

Carrera Pública Magisterial versus Desarrollo Docente

  Las dos leyes en cuestión responden a la misma tesis: el docente es el culpable de la crisis de la sociedad peruana.

La primera ley fue impuesta a rajatabla por el gobierno aprista. Además de la imposición, esa ley llegó con insultos a miles de maestros. Porque ese individuo llamado Alan García decía de los profesores: mediocres, burros.

La segunda ley igual. Sin debate alguno de parte de universidades e instituciones como Foro Educativo, IPP, Sutep se impone nuevamente. Total, qué se les va a consultar si los profesores son “burros” (Alan dixit).

Las dos leyes, en realidad se parecen. La segunda solo busca afinar algunos “errores” de la primera. De cinco niveles ahora resulta ocho. Vaya esfuerzo mental para llegar a esa conclusión. Supongo que, si el esfuerzo hubiera sido más, los niveles serían diez o quince.

Decía que la tesis de estas dos leyes es que el docente es el culpable de la crisis de la sociedad peruana. Y al culpable hay que darle con palo. Por eso, él debe ser evaluado cada tres años y, si desaprueba, adiós. Es punitivo.

Porque él es culpable de todo. Es culpable de que en cualquier esquina el tombo cobre su coima todos los días. Es culpable de que los jueces cobren su sencillo a los litigantes. Es culpable de que existan seres repudiables como Fujimori, Montesinos, De Bari Hermosa. Es culpable de que exista Colina. Es culpable de que los profesores compren exámenes o las plazas para nombramiento. Es culpable de que los choferes se pasen la luz roja. Es culpable de el marido sea cornudo o la esposa sea cornuda. Es culpable de que Conga no va. Es culpable de que “Elita” mate a su propia madre. Es culpable de que en una encuesta más del 70 % diga que el gobierno de Alan fue corrupto. Etc. Etc. ¿Ves? De todo.

Y viéndolo así todos apuntan a que esas leyes están OK. ¿Quién va a decir que esa ley es mala? Sería un antipatriota, un sinvergüenza. Porque esas leyes son la salvación del Perú, del mundo. O sea, Alan sería el mesías que salve el planeta con esta iniciativa. Y la ministra Salas también, porque afinó la propuesta de los apristas.

Ah, me olvidaba. El profesor es culpable de que exista un partido político que, en la práctica, es un centro de adoctrinamientos de la corrupción, del robo, de la pillería: Apra.