jueves, 6 de octubre de 2011

Los ilegítimos1: de la ficción a la acción

I
Según el informe de la CVR, Hildebrando Pérez Huarancca habría comandado la columna senderista que mató a los comuneros de Lucanamarca en 1983. Sin embargo, dicho informe no es convincente porque el testimonio que recoge dice: “el que dirigía todo en general era Hildebrando Pérez Huarancca... es de Vilcanchos, es profesor que andó por aquí, la gente conoce, es alto, flaco, mestizo, estaba con pasamontañas”2 . Luego, si estaba con pasamontañas, entonces cómo es que lo reconocen.

Otro hecho en la vida de HPH: fue uno de los que fugaron de la cárcel Ayacucho, en un rescate de película que hiciera Sendero Luminoso de sus combatientes. A este hecho, sin embargo, Dante Castro le ha dado una explicación interesante: “HPH no era senderista, pero según los sabios investigadores de la fenecida PIP, todo rojo de verbo radical tenía que ser culpable del derribo de torres de alta tensión. Así lo llevaron al entonces militante de la UDP y tras una serie de torturas y amenazas de muerte lo condujeron al CRAS de Ayacucho. Fue como llegar al cielo, pisar celdas y pabellones, patio de tierra y ventana con rejas, pero ya no más la capucha maloliente con que lo tuvieron semanas y días. HPH, como sabes, fue liberado por el ataque senderista al CRAS de Ayacucho. Desde allí, sólo tenía un camino viable para salvar el pellejo. Tuvo que guardarse sus discrepancias ideológicas con el fundamentalismo gonzalista y tomar por ese único camino de supervivencia. No podía dar marcha atrás, nuevamente a la sala de torturas o a la ejecución extrajudicial. Se afilió a SL y se convirtió en uno de sus mejores cuadros de combate”3 .

Son situaciones en la vida de HPH que finalmente, al parecer, hacen que muera en combate. Sin embargo, meses antes de que los senderistas quemen las ánforas en Chuschi, él había publicado Los ilegítimos (libro de cuentos), dado a conocer en 1975, como ganador de un concurso.

II
HPH es un escritor que viene del Grupo Narración, que “concentró el clima revolucionario de fines de los años sesenta y comienzos de los setenta de la pasada centuria. Su propósito: una literatura, a la vez espléndida técnicamente y decisiva ideológicamente”4 . Este grupo fue conformado por escritores que asumían el socialismo como ideología y la literatura como un instrumento de combate al servicio de aquel. Literatura de compromiso social era el objetivo, denunciar los problemas sociales a través de la narrativa, así aportar en la construcción de una sociedad diferente.

Paralelamente a lo que sucedía en el aspecto literario, los partidos socialistas y comunistas prometían la destrucción del “viejo estado” a través de la violencia. Sin embargo, este discurso año tras año se mantenía solo como discurso. No había ningún indicio de concretar lo dicho. Sin embargo, militantes y simpatizantes reclamaban coherencia entre lo que se dice y los hechos. Es en esas circunstancias, en que un pequeño grupo de personas realizan un sabotaje a una de las sedes de las elecciones presidenciales (Chuschi). Este acto, casi desapercibido en ese entonces, se va convertir en un hito: del inicio de asesinatos, torturas, desapariciones, fosas comunes.

Este acto inicial no fue respaldo por el grueso de la izquierda peruana, a pesar de que, como ya dijimos, su discurso prometía traerse abajo a balazos el sistema económico social imperante. Se hizo lo contrario: incorporación al sistema electoral de esa institución al que llamaban “viejo Estado”. Gustavo Gorriti al respecto nos presenta a un Horacio Zeballos “agitando un fusil de juguete… (así) ingresaba exitosamente al sistema.”5

Así, a puertas del inicio de la violencia política, incluso la literatura de compromiso social tomó otros rumbos, porque “nuestras formas de combate social resultaban insuficientes”6 , Grupo Narración dixit. Entonces, unos asumieron que el discurso sin acción estaba por demás. Es ahí cuando aparece la figura de HPH.

III
El libro de cuentos Los ilegítimos nos presenta personajes campesinos, quienes se encuentran en condición de explotados. El autor, a través de él los planteamientos teóricos del Grupo Narración, hace una literatura de denuncia, sobre la reivindicación del campesino, de las clases populares porque “había un elemento común que nos unía por encima de cualquier contingencia: nuestra adhesión al mundo popular”7 . Fiel a ello, coloca escenas que describen un sistema social opresor:
Los disgustos hacia los principales renacen, se multiplican. (18)

Odio este lugar porque acá nos hicieron sirvientes. (25)

No te confíes, muchacho. Es igual con los mandones en cualquier parte. Siempre está buscando cómo agarrarlo desprevenido al pobre. (28)

Nunca estaba acostumbrado a lamer el plato de ningún principal. (47)

Los señores principales, dedicados antes a negocios grandes o a ocupar cargos públicos, se convirtieron en panificadores. Descubrieron una nueva mina: nuestro hambre. (56)

Las autoridades jamás serán amigos de ustedes. Son simples mandaderos del gobierno y son para ellos mismos. (66)

De esta manera, nos presenta un mundo dividido: explotadores (legítimos) y explotados (ilegítimos). Sin ninguna posibilidad de diálogo entre uno y otro. Ni siquiera en el amor, porque cuando uno de los personajes anda en amoríos con una muchacha, el padre de ella hace que envíen al transgresor al servicio militar, a modo de castigo. Los “principales” usan el aparato estatal para sus fines personales, para corregir lo que esté funcionando mal. Y si la situación se sale del control, incluso se llega al asesinato. “Los deudos de la masacre del sesentinueve aún no logran ubicar el cadáver de sus familiares” (32). Así la relación entre los ilegítimos y legítimos se mantiene inalterable en la estructura social.

Esta relación es válida desde la perspectiva de quienes tienen el control del poder económico y político. Pero no así desde el lado contrario, donde existe una actitud de cuestionamiento a tal condición. “Este hijo de nadie parece más gente que los legítimos de nuestros principales” (22). Eso en el discurso. También se presenta con acciones: protestas, huelgas, que finalmente serán acalladas “con bombas lacrimógenas y luego balaceándolas sin más por qué” (73).

La superioridad de los legítimos sobre los ilegítimos es legitimada por el Estado. Las fuerzas del orden la sustentan y la defienden, como ya se demostró líneas arriba. Y si es necesario validar esa relación ante la sociedad, el poder de los legítimos la legitima con prácticas crueles. “A tu padre lo marcaron en la nalga izquierda con un hierro al rojo vivo las autoridades” (74). De esta manera, el rol de cada uno queda delimitado: sumisión y mando.

Ese es el mundo que representa HPH. Al respecto Hibbett ha dicho que “El libro termina siendo la exposición de un problema, y no de una solución”8 . Sin embargo, en Los ilegítimos se puede leer que “cuando acá los barramos (a los principales), se levantarán los adinerados del mundo entero para defenderlo. Entonces necesitamos mucha paciencia y bastante dinero” (66); o “tiemblan viéndote en grupo” (28). Estas frases no son dichas en el vacío, sino que, ya lo vimos, van acompañadas de acciones de rebeldía, con la finalidad de mejorar la condición de vida de los ilegítimos.

Sí, Los ilegítimos es un libro de reivindicación de los ilegítimos, de denuncia contra los legítimos, y siguiendo la máxima del Grupo Narración: “libre aplicación de los aportes de la modernidad literaria de acuerdo a nuestra filiación de clase”9 . Porque no solo es compromiso social en el contenido sino también lenguaje literario, experimental. Y si las circunstancias no hubieran hecho que HPH muera, entonces quizá tendríamos obras más desarrolladas. Pero eso solo quedará en la especulación, dado que él tomó otro camino, el no literario.

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1 Hildebrando Pérez Huarancca. Los ilegítimos. Ediciones Narración. 1980.
2 Informe de CVR. Tomo 5. En: www.cverdad.org.pe. pág. 45.
3 Testimonio recogido por Gustavo Faverón Patriau en El destino de Pérez Huarancca, publicado en: www.puenteaereo.blogspot.com. 18 de junio del 2006.
4 David Abanto. “Grupo Narración: La redención a través del compromiso”. En: El Grupo Narración en la literatura peruana, de Néstor Tenorio Requejo. Arteidea Editores. 2006. Pág. 24.
5 Gustavo Gorriti. Sendero. Historia de una guerra milenaria en el Perú. Planeta. 2008. Pág. 32.
6 Miguel Gutiérrez. “Sobre el Grupo Narración”. En: El Grupo Narración en la literatura peruana, de Néstor Tenorio Requejo. Arteidea Editores. 2006. Pág. 47.
7 Miguel Gutiérrez. “Sobre el Grupo Narración”. En: El Grupo Narración en la literatura peruana, de Néstor Tenorio Requejo. Arteidea Editores. 2006. Pág.64
8 Juan Carlos Ubilluz, Víctor Vich, Alexandra Hibbet. Contra el sueño de los justos: la literatura peruana ante la violencia política. IEP. Lima. 2009. Pág. 113.
9 Miguel Gutiérrez. “Sobre el Grupo Narración”. En: El Grupo Narración en la literatura peruana, de Néstor Tenorio Requejo. Arteidea Editores. 2006. Pág. 66.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Despertares: un canto a la vida




Leonard es un niño que por una enfermedad ha quedado en estado catatónico. La medicina no puede hacer nada para ayudarlo. Pero luego de 30 años, al hospital donde se encuentra internado, llega un neurólogo. Este, a diferencia de los demás que laboran en ese hospital, es un científico. Su condición de tal le impulsa a buscar la forma de ayudar a los enfermos como Leonard, a través de diversos experimentos. En esa búsqueda, encuentra un medicamento que hace que los pacientes “despierten” (por eso el título).

Leonard ya no es un niño. Es un adulto. Desde su nueva posición redescubre el mundo. La ciudad donde ha vivido ya no es la misma. La música ha cambiado. Se asusta al ver un avión que pasa volando cerca. Se mete al mar medio cuerpo. Conoce a una hermosa mujer y se enamora. Ve el mundo nuevamente. Se emociona por la vida y por vivir.

Sin embargo, desde esa mirada de niño adulto entiende el mundo de manera diferente a los demás. Es una mirada mitad niño mitad adulto. En él hay una lucha de estos dos seres opuestos. Como niño es un soñador, que no quiere dormirse porque cree que no volverá a despertar (o al revés: que no volverá a soñar). Pero una vez que ha bebido nuevamente de la vida, sabe que no está soñando. Así, cuando el neurólogo Sayer (Robin Williams) le pregunta “¿Y qué te hizo saber que no soñabas?” Leonard (Robert de Niro) contesta: “Es que usted me entendió”. Dos seres aislados del mundo, de los humanos. Uno durante 30 años por su enfermedad, el otro por su apego a la ciencia. Pero, a pesar de eso, el entendimiento es recíproco. Ambos se entienden, hasta convertirse en amigos.

Leonard al redescubrir el mundo siente “la alegría de vivir” y esa alegría de vivir se la transmite a Sayer porque al final este acepta salir a caminar con la enfermera. Es que “el trabajo, el juego, la amistad, la familia: eso es lo que hemos olvidado, las cosas sencillas”, frase pronunciada por el paciente y repetida por el neurólogo. El salir a pasear, caminar, es simbólico de las cosas sencillas de la vida, en esta película.

El disfrutar de la vida solo la puede entender alguien que ha dejado de vivir durante tanto tiempo. En esa resurrección (despertar), se aprecia la vida, el respirar, la música. Leonard se siente prisionero en el hospital, pide que lo dejen salir a pasear. Ese acto simple de mirar el mundo con libertad, sin ninguna responsabilidad, solo caminar y sentir cómo el tiempo fluye, cómo las sensaciones perciben el mundo. En ese sentido, la película Despertares, dirigida por Penny Marshal, es un canto a la vida, a las cosas sencillas que uno puede disfrutar de ella.

Sin embargo, no todo puede ser felicidad. La ciencia no puede ayudar a Leonard. Este poco a poco es vencido por su enfermedad (los otros pacientes igual). Es ahí donde se muestra la actuación genial de De Niro, al representar a un ser atacado por los tic, que casi no lo dejan hablar. Su rostro se contrae. Su cuerpo se retuerce. Pero así, ante la mirada atónita de los otros pacientes, logra bailar con la chica que ha conocido en el hospital. Es una danza de despedida. Luego solo queda el estado vegetal, nuevamente.

miércoles, 3 de agosto de 2011

¿He vivido en vano?




En la Mesa redonda sobre Todas las sangres (23 de junio de 1965), se abordó principalmente desde un punto de vista sociológico esta novela. Ahí, tres estudiosos cuestionan el carácter social de esta: 1) Según Aníbal Quijano “el autor no logró una solución coherente del problema campesino”; Henry Favre a su turno plantea que “se confunden planos históricos”; Bravo Bresani señala que “no corresponde estrictamente a la realidad”.

Tres estocadas a la sensibilidad social de JMA, un escritor que considera la literatura como un arma para hacer denuncia social y que la ficción aporta en la transformación de la sociedad. Entonces su tarea de escritor ya no tiene sentido, por eso esa misma noche, Arguedas escribe en su diario: “Creo que hoy mi vida ha dejado por entero de tener razón de ser… Casi demostrado por dos sabios sociólogos y un economista… de que mi libro Todas las sangres es negativo para el país, no tengo nada que hacer ya en este mundo”. Palabras de un hombre que ha escrito sobre el Perú, pero incomprendido por otros hombres que también reflexionan sobre lo mismo pero desde otra perspectiva, desde las ciencias sociales.

Años después, antes de suicidarse, escribirá “he comprobado que ya no tengo energía e iluminación para seguir trabajando, es decir, para justificar la vida”.

Sin embargo, JMA se equivocó en su apreciación sobre la vida porque después de cuatro décadas de su muerte se sigue escribiendo sobre su obra, se reedita sus textos, se hacen conferencias, charlas, etc. Y dentro de estas publicaciones tenemos el libro “¿He vivido en vano?” La mesa redonda sobre Todas las sangres, de Guillermo Rochabrún. Aquí se recoge la discusión hecha en torno a dicha novela y algunos artículos escritos por los participantes a raíz de tal encuentro.

miércoles, 27 de julio de 2011

Tan cerca de la vida



Leo la novela Tan cerca de la vida, de Santiago Roncagliolo. La historia se centra en dos personajes: Max y Mai. Max es un analista de logística y ha sido invitado a una convención de inteligencia artificial. Todos los invitados se sorprenden de que alguien como Max haya sido invitado a esa reunión. Él mismo también. Y al sentirse marginado, busca otras compañías. Así conoce a Mai, una camarera. Entre los dos nace un romance y tienen sus encuentros sexuales. Ella le practica a él el sexo oral y viceversa. Se disfrutan. Cada centímetro de sus cuerpos son parte del disfrute, de sensaciones nuevas. No solo sus pieles son altamente sensibles, sino también ellos mismo como entes síquicos: se entristecen, se alegran, lloran, sufren, ríen. Sin embargo, mientras Max se encuentra enfrascado en una tarea de gran envergadura que se le encomienda, se entera que Mai es un producto de las experimentaciones en inteligencia artificial. Es un módulo altamente desarrollado casi de las últimas generaciones. Casi. Porque resulta que Max también es otro módulo, de ahí sus propios nombres: Modulo Autónomo. Pero Max es un módulo más desarrollado, tiene lenguaje humano, ella no, es muda. Ambos módulos, según los especialistas colapsarán en breve, de lo contrario, se buscarán entre sí para destruirse. Han sido programados así. Él ya lo sabe. Así que una vez que termina la convención, él busca a Mai. Se van a un hotel. Están en una cama. Ella esposada. Él tiene una navaja. Pero es momento de “tomar una decisión”. No se produce la destrucción. Ambos se van como pareja. Dos seres, producto de experimentaciones humanas en inteligencia artificial. Pero altamente sensibles y con decisión propia. Esa capacidad de distinguir entre lo bueno y lo malo, y de optar por lo bueno. Cosas así no se ven en los humanos. Si tan solo pudiéramos educar la capacidad de tomar decisiones acertadas. Se acabaría la corrupción, la explotación, la pobreza, etc.

Asesinas



Las crónicas policiales se llenan a diario de suicidios y asesinatos por amor. Los amores infieles matan. Pero el ser humano terco sigue en ese camino peligroso, jugándose la vida, robando amores ajenos, hasta ser descubiertos por los agraviados(as). Entonces se viene la tragedia. Bala. Cuchillo. Horca. Veneno. Muerte. Al día siguiente, en otro hotel se juegan la vida dos seres humanos. Pero mientras dura ese acto peligroso, seguramente son felices en ese pequeño espacio aislado del mundo, lejos de los dedos acusadores, aunque la muerte los espere tranquilamente relamiéndose los labios, sabiendo que tarde o temprano ha de cosechar almas pecadoras.

En Asesinas, libro de cuentos, también el amor y el sexo llevan a los personajes a empuñar una daga o un revólver y quitarle la vida a quienes se interpongan en sus caminos.

En el primer cuento, “El crimen”, una mujer asesina a tres personas. Ella es una sicópata que anda enamorada de un hombre que ni la conoce, pero cuando se entera que él se casa, va a la iglesia y mata a los novios y al cura.

En “Líneas de sangre”, dos hombres se enamoran de una mujer muy hermosa. La cabeza esta mujer termina en un cuadro, mientras uno de los enamorados cierra el cuento diciendo: “Suéltenme, no estoy loco”.

“Empecé con mi oficio de asesina a los 18 años, cuando Fernando Bueno me sacó la vuelta” es un buen inicio del cuento “Stephanie”. La asesina tiene en su haber muchos hombres muertos. Aunque el final de este cuento no es trágica sino cómica, pero ahonda en la sicología de una asesina experta. Pero hasta al mejor cazador se le va la presa.

Amores que enloquecen y matan. Ese sería un buen subtítulo de Asesinas (2010, Grupo Editorial Hijos de la Lluvia), de Javier Nuñez.

domingo, 3 de julio de 2011

Los proyectos de aprendizaje integrado, una propuesta pedagógica

El libro de Milciades Hidalgo Cabrera es una propuesta pedagógica que viene funcionando en un colegio que él mismo dirige. Es un planteamiento educativo que se ha llevado a la práctica, para luego enriquecer la teoría, como él mismo señala: “La propuesta original ha sufrido modificaciones a la luz de las experiencia en aula”. Experiencia llevada a cabo durante 10 años. La gestación del libro ha sido larga.

El proyecto de aprendizaje integrado, como una forma de abordar la educación, toma en cuenta todas las dimensiones de la personalidad humana. La dimensión afectiva se encuentra a la par con la dimensión cognitiva, por ejemplo. Ahí su deslinde con el constructivismo, tan de moda actualmente, que no ha considerado aquella dimensión.

La propuesta de Milciades está centrada en la naturaleza humana del aprendizaje. El hombre es un ser social, que se hace social en la producción. Y justamente esta propuesta considera la dimensión productiva, que es “el resultado de las dimensiones anteriores”, o sea, la dimensión informativa-cognitiva, reflexiva-crítica, creativa y valorativa.

Ese es el nivel más alto del aprendizaje: la producción, donde el estudiante pueda sentir que lo que aprendió es funcional, que le va a servir realmente, y no solo sea para aprobar un examen. Por ejemplo, para que el estudiante reconozca e identifique el sistema métrico decimal, hace un plano y una maqueta a escala. De esta manera, la Matemática se vuelve funcional y deja de ser puramente abstracto. Se convierte en algo concreto.

Esta propuesta hace que el estudiante “vea” el producto de su aprendizaje. En ese sentido, se hace significativo porque el objetivo no solo es aprender los conceptos, sino hacer algo con ellos. He ahí la importancia y trascendencia de este libro.

sábado, 2 de julio de 2011

Fe de ratas: Historia de una corrupción*



La historia de la corrupción de los últimos 30 años se encuentra en el libro Fe de ratas, de Raúl Wiener. Ahí desfilan todos los corruptos conocidos y que se encuentran en la cárcel: Alberto Fujimori, Montesinos, Mantilla, Rómulo León, Don Bieto, etc. Sin embargo, según este texto, hay otros personajes que han sabido capear la justicia y que andan sueltos como si nada hubiera pasado: PPK, Toledo, Alan García, entre otros.

“Los alcances del pensamiento Rómulo” (114) es la frase que llama la atención en Fe de ratas. Esto explica los niveles de corrupción que ha alcanzado la clase política y el empresariado, tanto nacional como internacional. Este pensamiento tiene una larga fila de seguidores, y de ancha base, pues copa a personajes del gobierno dictatorial y gobiernos democráticos.

En ese sentido, ni siquiera el “héroe de la democracia”, el que se puso la vincha para los Cuatro Suyos, se salva, porque, luego de la huida del ahora preso AFF, se hizo suyo de los cuatro suyos, haciendo y deshaciendo los recursos del país. Con el apoyo del mercenario económico PPK, pues “les arreglaron la ley a los inversionistas” (179) en el caso Camisea.

Esto por mencionar al que se fajó por la democracia. Miremos también al actual presidente, conocido por la frase “La plata llega sola” (126). ¿De dónde viene esa plata? ¿Cuál es el objetivo de quien envía la plata? Porque sola no llega. En ese sobre o costal o carretilla del fajo de billetes hay cláusulas que cumplir. Por eso no es casualidad que el señor Romero, del Banco de Crédito, les preste su avión particular a los presidentes García y Toledo, en sus gobiernos respectivos (123). La clase política, en ese sentido, no tiene la más mínima intención de gobernar para los peruanos, sino que termina siendo la administradora de los recursos naturales y el erario nacional al servicio de las grandes empresas, no del pueblo en general. Si hay una mina que explotar se la venden no al mejor postor, sino al que hace que la plata llegue sola. Si hay un aeropuerto (Collique) que vender, dáselo al que hace que la plata llegue sola, etc.

Las ratas se están tragando el Perú. El pensamiento Rómulo es una doctrina que no la ha inventado Rómulo León, sino que este personaje ha encajado muy bien en ese hecho escandaloso del “faenón”. En el libro de Raúl Wiener se ve toda esta parafernalia de personajes corruptos en las esferas de la clase política, que no entran a la política con ganas de hacer historia, sino con ganas de hacer buenos faenones, porque ahí está el secreto de que “la plata llega sola”.

La corrupción ha calado en la sociedad peruana, no solo en la clase política y en el empresariado, sino también en las clases populares. Para nadie es un secreto que “la plata llega sola” para el policía de la esquina por no poner papeleta, para el juez por apoyar algún juicio, para los directivos en educación por vender exámenes a los profesores. El pensamiento Rómulo es una doctrina que se ha masificado en verdad.



*Raúl Wiener. Fe de ratas. Marzo del 2011.



domingo, 26 de junio de 2011

Persecución a César Vallejo

César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada ;
le daban duro con palo y duro

también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos…
C.V.

César Vallejo ha muerto hace 73 años, y le siguen dando con “palo y duro”, nada más y nada menos por su posición ideológica, que incomoda a muchos: no era un poeta purista. No se quedó mirando el paso de la luna y las nubes, sino que escribió España, aparte de mí este Cáliz cuando este país se desangraba en la Guerra Civil. Como escritor no tomó partido por los fascistas, como habrían preferido seguramente los “puristas”. De ahí que en este poemario canta a los lucharon, sobre todo comunistas, contra el fascismo. Y, en ese acto, está su filiación ideológica política.

Vallejo en la narrativa tampoco ha evadido su compromiso con el socialismo. No en vano, en El tungsteno, ha construido a su personaje Servando Huanca como un militante socialista que plantea la lucha de los obreros y los campesinos según la ideología marxista. Incluso, luego de algunos choques entre los representantes de la minería y los trabajadores, la novela avizora otros tiempos: “El viento soplaba afuera, anunciando tempestad”. Y dado la posición ideológica del escritor, tempestad era una figura con contenido político.

En sus artículos, Vallejo también ha mostrado su apego al socialismo de manera directa. Ha tocado temas polémicos como la estética socialista y con autoridad que le compete: es un creador de alta calidad e ideológicamente comprometido. Desde esa posición, incluso, deslindó con Maiakovski, quien decía que bastaba que alguien sea del partido para que su producción artística sea de alto vuelo. El creador de Trilce no opinaba así.

La posición política de Vallejo le ha hecho decir “que no hay más que una sola revolución: la proletaria y que esta revolución la harán los obreros con la acción”. Es que no estamos ante un creador que en poesía solo diga “qué estará haciendo esta hora mi andina y dulce Rita de junco y capulí”, sino también “Cuídate de la hoz sin el martillo, cuídate del martillo sin la hoz”. Una alusión clara a la simbología socialista. Esto por mostrar solo algunas perlas de su producción sobre el tema. Que de eso hay mucho por decir.

Sin embargo, a pesar de que Vallejo era abiertamente socialista, o comunista, o rojo, como prefieras, se ha pretendido que no se toque ese tema en lo absoluto en una cátedra VALLEJO planteando que se había desvirtuado su poética. Entonces, ¿se puede estudiar a Vallejo sin estudiar su filiación política y su influencia en ella? No. Vallejo había optado por el socialismo y lo había plasmado en su obra. Eso, guste o no a los cucufatos académicos, quienes han lanzado un grito al cielo cuando se enteraron de que en la cátedra VALLEJO se había ido más allá del Vallejo de “las marías que se van” y de “las ritas de junco y capulí”. Porque resulta que una universidad que lleva el nombre del creador de Poemas humanos, y que ha amasado una gran fortuna con el nombre de este poeta, de filiación comunista, ha renegado de la cátedra que lleva el nombre del poeta en cuestión[*]. Al parecer, con esta cátedra se intentó ser el centro de atracción de turismo cultural, dado que en el Perú a ninguna universidad se le ha ocurrido tener una cátedra VALLEJO, y como curso general. Pero el poeta, ante tanta incoherencia, “incorporose lentamente y echose a andar” para reclamar su nombre.


[*] Esto sucedió a fines del 2010. Actualmente se ha retomado la cátedra con ese nombre.