domingo, 16 de septiembre de 2012

De cómo se mata niños en Perú

Que se mate niños en el Perú no es una novedad. Que los responsables de tales muertes fueran miembros de las FFAA o FFPP tampoco es una novedad. Que pretendan hacer pasar por héroes a canallas y delincuentes (por eso se habla de delito de lesa humanidad o terrorismo de Estado) tampoco es una novedad.
Por ejemplo, en Putis se asesinó niños, en Barrios Altos mataron un niño (no se ha hecho, al parecer, una estadísticas de cuántos niños fueron asesinados en total en diversos casos de la década del 80 y 90). Luego, todos sabemos que los integrantes de Colina son considerados héroes de la democracia y la libertad por ciertos sectores, y que los responsables de Putis y otros casos han sido premiados con el silencio: tuvo que pasar décadas para que se toque el tema (y sin mucho interés por hacer justicia), supongo que también porque eran considerados héroes de la democracia y la libertad.
El asunto no queda ahí, porque los responsables políticos se hacen los locos: es el caso de AGP; y otros se hacen los muertos: caso FBT. Ambos en su momento sabían de tales crímenes, pero con el silencio premiaron a los asesinos. De AFF ni qué decir: como todo delincuente sinvergüenza premió de manera directa, a todas luces, a sus compinches: amnistía. Hasta ahora su otro compinche, Stein, mueve sus fichas para liberarlos: nuevamente, supongo porque los considera defensores de la democracia y la libertad.
En el caso actual, de la presidenta Nadine, digo Ollanta, pero igual, una niña es asesinada y unos niños son secuestrados por miembros de las Fuerzas del (des)Orden (en este caso específico, no se puede llamar orden, ¿no?, a menos que se quiera también premiarlos). En la muerte de la niña Soraida, aún no se ha determinado (con investigación seria) de donde vino la bala. Aunque un ministro, en menos de 24 horas de haberse denunciado el caso (del periodismo), ya ha dicho que la bala corresponde a un arma senderista, o sea, ese ministro es un “locazo pe on”: sacó la bala, lo miró y con sus ojos de Supermán (supermentiroso) miró hasta la selva y vio el arma del cual salió esa bala (cuidado con la criptonita, onazo).
Otro detalle, ahora resulta que los niños son secuestrados no por el senderismo del Vrae, sino por militares y policías. ¿Cómo se va llamar ahora a estos niños? Ya no se puede decir pioneritos de Sendero. ¿Acaso pioneritos de las Fuerzas del (des)Orden o pioneritos de la presidenta Nadine? Ella los presentó como un gran logro de su gobierno. Dícese una operación impecable.
Ahora, la pregunta es ¿qué hubiera sucedido si en lugar de la niña la bala mataba al padre? Fácil: lo hacían pasar por senderista muerto en combate. Porque resulta que a la víctima en cuestión no se le puede hacer pasar como combatiente senderista, eso, ni en Perú. Ahora hasta quizá se estén arrepintiendo los asesinos de no haber arrasado con todo el pueblo y hecho una fosa común como se solía suceder: Cayara, Accomarca, y otros tantos, que probablemente ni la CVR los haya registrado en su totalidad, que a propósito eso de desaparecer gente, incluidos niños, es una estrategia militar aprendida en la Escuela de las Américas (EEUU).
Porque hay que recordar eso de que si se sospecha que en un pueblo hay un subversivo, entonces maten a todos, para asegurase de eliminar al enemigo, es una receta que se ha aplicado en el Perú, y hasta ahora, en verdad, no se ha investigado mucho. Andan sueltos muchos de los responsables directos, de los responsables políticos ni qué decir.
Además de todo lo señalado hay otra lectura a este hecho: Se considera le quita al poblador andino su condición de humano, se le deshumaniza, por lo tanto, se le puede disparar por la espalda (caso Soraida) o de frente y “no pasa nada”. Es como dispararle a una vaca o a un perro, como es el caso de los entrenamientos militares: se matan perros. Eso explica que en Conga un policía dijera perros a los cajamarquinos, o sea, no son humanos. Y nadie va a la cárcel por dispararle a un perro.
Esto me recuerda la película Bastardos sin gloria, de Tarantino: la escena que grafica la deshumanización es cuando uno de los alemanes conversa con un francés que ocultaba en su casa a una familia judía. El alemán compara a los judíos con ratas: “si entra una rata a una casa no lo recibes con una taza de leche, lo aplastas, lo eliminas”. Eso es lo que sucede en la realidad. Aquí por décadas se ha deshumanizado al hombre.

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